26 de mayo de 2010

10 discos que me llevaría a una isla desierta

Rafalillo me ha invitado a este meme, en el que hay que decir qué diez discos te llevarías a la isla de Lost una isla desierta. Sólo hay una norma: no se puede repetir un mismo cantante o grupo.

  • Absolution, de Muse. Uno de los discos que más he escuchado de este grupo, aunque la verdad es que todo su trabajo merece la pena.
  • Dummy, de Portishead. Imprescindible para relajarse y un regalo para el espíritu.
  • ¿Dónde están los ladrones?, de Shakira. Esta mujer siempre me ha encantado, y este disco es su pura esencia. Últimamente está cambiando un poco...
  • Devil came to me, de Dover. Una buena amiga me regalo la ¡cinta! en el año de las nueces y yo no tenía ni idea de quiénes eran. Me sorprendieron muchísimo.
  • Version 2.0, de Garbage. Fue uno de los primeros discos (CD) que me compré, y me encantó la voz de Shirley Manson. Es el mejor álbum del grupo.
  • Little Earthquakes, de Tori Amos. Intimismo y piano a tope.
  • Crush, de Bon Jovi. Me gustan otras muchas canciones, pero este disco lo gasté en su momento.
  • Songs in A minor, de Alicia Keys. Un disco perfecto para dejarlo sonar toda la tarde.
  • Dile al sol, de La Oreja de Van Gogh. El primero y más mítico, para mi gusto, de este grupo que me acompaño durante toda mi edad del pavo y adolescencia :)
  • Have a nice day, de Roxette. Como con Bon Jovi, me ocurre que otras muchas canciones me gustan, incluso más que algunas de este disco, pero este álbum en concreto también está gastado de tanto escucharlo.
Decir que haga este meme quien quiera que lea el post, que dado que últimamente he estado desaparecida del mundillo, no creo que sea mucha gente... :)

23 de mayo de 2010

Fallece Martin Gardner

Hace ya unos diez años comencé a coleccionar libros de acertijos y juegos matemáticos. Los primeros que cayeron en mis manos fueron escogidos simple y llanamente por sus títulos, y ni siquiera me fijé en el autor. Se llamaban "Huevos, nudos y otras mistificaciones matemáticas" y "Damas, parábolas y más mistificaciones matemáticas". Gracias al primero pude adentrarme en las leyes que rigen el Planiverso  de Edwin Abbot Abbot, y al segundo debo el gran descubrimento de Escher a través de su capítulo "Geometrías no euclídeas", entre otras muchas cosas de no menos valor lúdico e intelectual. Gracias en parte a estos libros comencé a interesarme más profundamente por el mundo de la lógica, las matemáticas y las paradojas en general, y no dudo que entre los muchos motivos que me empujaron finalmente a escoger la carrera de Informática, estos libros tengan reservado un lugar destacado.

No tuve al principio el impulso de informarme acerca de Gardner. Simplemente era el autor de dos de los libros de mi estantería. Ni siquiera lo tuve más adelante, cuando lanzaron a los quioscos una colección de libros de matemática recreativa y, lejos de poder abordar la compra de la colección entera, adquirí sólo uno de los volúmenes: ¡Ajá! Paradojas que hacen pensar. Deliciosa casualidad, pensé, que Gardner también fuera el autor de esta obra que coloqué junto a los dos libros anteriores. Una recopilación exquisita de paradojas sobre viajes en el tiempo (mi tema fetiche), problemas lógicos autorreferentes (probablemente mi segundo tema fetiche) y otros muchos tópicos como figuras imposibles, probabilidad y matemática discreta. Sin embargo, aunque nunca supe mucho de su vida y obra, tuve claro desde el principio que Gardner es una referencia obligada en el mundo de las matemáticas recreativas.

Más adelante, en una feria del libro, navegando entre cientos de títulos a precios irrisorios, uno llamó mi atención: El Universo Ambidiestro. Recibí una sorpresa cuando descubrí que Gardner era su autor. Este título versa, en general, acerca del concepto de simetría en la física teórica, a través de temas tan variados como la biología, la magia, la psicología o las matemáticas. Otra delicia por la que habría pagado mucho más de lo que realmente pagué.

Hace poco, como regalo de fin de carrera, F me obsequió con "Alicia Anotada", la edición más exitosa de la obra maestra de Carroll y de la que ya había oído hablar hacía tiempo. No sabía de quién era la famosa edición, y gran fue mi sorpresa cuando descubrí que también se trataba de Gardner.


Esta mañana me he enterado de que, a la edad de 95 años, Martin Gardner ha fallecido. Hoy he sabido que, entre otras muchas cosas que desconocía, fundó el Comité para la Investigación Escéptica, dedicado a promover la investigación racional ante hechos extraordinarios. Este gran científico nunca dejará de sorprenderme.

Pese a que soy conocedora de una ínfima parte de su obra, Martin Gardner me ha acompañado durante toda mi vida como alumna universitaria, desde el principio hasta el final, con diversos pensamientos que han configurado mis gustos y querencias. Y espero que lo siga haciendo.

Gracias, Martin Gardner. Éste es sólo mi pequeño homenaje.

20 de mayo de 2010

Selección Natural en el acuario

Hace cosa de unos meses nos hicimos con un acuario en casa. Es una cosa normalita, 80 litros y 8 platys para empezar, de los cuales dos eran hembras. Al poco tiempo, cuando por fin se hicieron al nuevo entorno, comenzaron a reproducirse. Y fue entonces cuando de verdad empezó a divertirme eso de tener un acuario: notar que una hembra se ha quedado embarazada, ver cómo le crece una mancha oscura en la tripa y finalmente observar el nacimiento de una gran camada de alevines nanoscópicos es muy emocionante.



Pero entonces los alevines empiezan a morirse. Si no se los comen los otros peces ya creciditos del acuario, se pegan un empacho de nitritos y no lo cuentan. O son demasiado torpes y se meten entre las piedras, sin poder salir después. Al principio casi se me saltaban las lágrimas (sí, qué le vamos a hacer, cosas de las hormonas), pero luego, pensando un poco, uno cae en la cuenta de que de tantos peces no pueden sobrevivir el 100%. Para algo está la selección natural. Es decir, los alevines más débiles morirán pronto y no se reproducirán, de modo que sus debilidades no serán transmitidas genéticamente, evitando ese lastre a la especie autóctona de mi acuario.

Todo esto me recordó una frase-chiste que me hizo bastante gracia:
El no tener hijos es hereditario: si tus padres no tuvieron, tú tampoco los tendrás.
Junto con la selección natural, la herencia es otro de los elementos clave de la evolución darwiniana. El tercero en discordia son las mutaciones, mecanismo aleatorio mediante el cual se producen los cambios que harán de un individuo un ente débil o fuerte. La selección natural se decantará por el segundo individuo, permitiéndole sobrevivir y reproducirse; y la herencia hará el resto, transmitiendo los genes mejorados a su progenie.


El hecho que me llama la atención es que, si bien las mutaciones y la herencia son inexorables, la selección natural es algo que hoy en día estamos consiguiendo atenuar. Me refiero a la medicina. Sin ella, algo tan simple como la capacidad reproductiva de la especie se mantiene estable gracias a la selección natural. Como rezaba el chiste: los que son estériles no suelen tener hijos. Pero hoy en día existen tratamientos de fertilidad muy potentes que hacen que parejas sin apenas posibilidades de procrear puedan engendrar hijos (que, probablemente, también tendrán problemas en este sentido). Y así con muchos ejemplos que se nos pueden ocurrir, referentes a cualquier rama de la medicina. Creo que, en definitiva, los avances médicos tienden a frenar la selección natural. Esto ya lo dijo un biólogo llamado Steve Jones. (Ojo, no estoy diciendo que los avances sean algo negativo, ¡todo lo contrario!).

Pero yo no creo, obviamente, que la evolución humana haya tocado fondo. Por supuesto, por mucho que se avance en la medicina, la selección natural no puede anularse del todo, y la herencia y las mutaciones siguen ahí como elementos indisolubles. Por otra parte, siempre quedará la evolución "por desuso". Dicen que dentro de un tiempo el dedo meñique habrá desaparecido. Supongo que esto no es nada extraño (siempre y cuando exista una mutación que sirva como disparador), teniendo en cuenta que no nos hace falta. La selección natural, simplemente, ignorará que tenemos cuatro dedos en lugar de cinco, y permitirá que esta característica se vaya transmitiendo mediante la herencia.

En fin. Lo que da de sí un acuario.