Hace cosa de unos meses nos hicimos con un acuario en casa. Es una cosa normalita, 80 litros y 8 platys para empezar, de los cuales dos eran hembras. Al poco tiempo, cuando por fin se hicieron al nuevo entorno, comenzaron a reproducirse. Y fue entonces cuando de verdad empezó a divertirme eso de tener un acuario: notar que una hembra se ha quedado embarazada, ver cómo le crece una mancha oscura en la tripa y finalmente observar el nacimiento de una gran camada de alevines nanoscópicos es muy emocionante.

Pero entonces los alevines empiezan a morirse. Si no se los comen los otros peces ya creciditos del acuario, se pegan un empacho de nitritos y no lo cuentan. O son demasiado torpes y se meten entre las piedras, sin poder salir después. Al principio casi se me saltaban las lágrimas (sí, qué le vamos a hacer, cosas de las hormonas), pero luego, pensando un poco, uno cae en la cuenta de que de tantos peces no pueden sobrevivir el 100%. Para algo está la selección natural. Es decir, los alevines más débiles morirán pronto y no se reproducirán, de modo que sus debilidades no serán transmitidas genéticamente, evitando ese lastre a la especie autóctona de mi acuario.
Todo esto me recordó una frase-chiste que me hizo bastante gracia:
El no tener hijos es hereditario: si tus padres no tuvieron, tú tampoco los tendrás.
Junto con la selección natural, la herencia es otro de los elementos clave de la evolución darwiniana. El tercero en discordia son las mutaciones, mecanismo aleatorio mediante el cual se producen los cambios que harán de un individuo un ente débil o fuerte. La selección natural se decantará por el segundo individuo, permitiéndole sobrevivir y reproducirse; y la herencia hará el resto, transmitiendo los genes mejorados a su progenie.

El hecho que me llama la atención es que, si bien las mutaciones y la herencia son inexorables, la selección natural es algo que hoy en día estamos consiguiendo atenuar. Me refiero a la medicina. Sin ella, algo tan simple como la capacidad reproductiva de la especie se mantiene estable gracias a la selección natural. Como rezaba el chiste: los que son estériles no suelen tener hijos. Pero hoy en día existen tratamientos de fertilidad muy potentes que hacen que parejas sin apenas posibilidades de procrear puedan engendrar hijos (que, probablemente, también tendrán problemas en este sentido). Y así con muchos ejemplos que se nos pueden ocurrir, referentes a cualquier rama de la medicina. Creo que, en definitiva, los avances médicos tienden a frenar la selección natural. Esto ya lo dijo un biólogo llamado Steve Jones. (Ojo, no estoy diciendo que los avances sean algo negativo, ¡todo lo contrario!).
Pero yo no creo, obviamente, que la evolución humana haya tocado fondo. Por supuesto, por mucho que se avance en la medicina, la selección natural no puede anularse del todo, y la herencia y las mutaciones siguen ahí como elementos indisolubles. Por otra parte, siempre quedará la evolución "por desuso". Dicen que dentro de un tiempo el dedo meñique habrá desaparecido. Supongo que esto no es nada extraño (siempre y cuando exista una mutación que sirva como disparador), teniendo en cuenta que no nos hace falta. La selección natural, simplemente, ignorará que tenemos cuatro dedos en lugar de cinco, y permitirá que esta característica se vaya transmitiendo mediante la herencia.
En fin. Lo que da de sí un acuario.